Currículum Vitae
D. JOSÉ SALVADOR DEL PRADO MONTORO
Visión de un trabajador, compañero, amigo y, especialmente, testigo curricular (bajo juramento tan anónimo como decisorio).
Con la adolescencia aún con el cierre por echar, sopesando carrera y porvenir, el valor justicia le llamó, eligiendo ésta por él, con semejanza a aquellos conforme a su propósito son llamados. Al caso, al empeño del ilimitado valor de cuanto inclina a obrar, defender por y con excelencia sin juzgar, teniendo por guía la verdad y a la Justicia, como ejercicio de absoluta libertad y como estandarte de valor democrático (no en vano, es también politólogo, su otra vocación); dando a cada uno lo que le pertenece. Aún no sabía que tal responsabilidad, implicaba inexorablemente, ser poeta del Derecho y de las pequeñas y grandes causas que, incluso pecando de ingenuidad, nos obligan al compromiso, y por tanto nos otorgan el valor de ser persona.
Partiendo que de tan natural condición, así se nace y luego ya no se elige, el ya adulto se va instruyendo con voracidad, en pro de una excelencia ya propia, ora cónyuge fiel del valor del bien general, y va caminando con paso firme en firmas que han tenido por honra valerse de su don; para después, leal a sus creencias y condiciones, emprender vuelo libre, creando, años ha, Del Prado and Partners Solicitors, SL; su Ítaca insular, donde la poesía se ciñe de realidades, y la verdad de las pequeñas cosas, que no ensombrecen sino que se nutren, viven, las padece y sublima, haciéndolas, comprometidamente, con la paciencia del artesano, socorro y provecho de aquellos que se ven apurados, y necesitan de José Del Prado, confesor, psicólogo, amigo y hermano, que jamás pregunta primero por el aguinaldo.
Huye de los enemigos: rutina, conformismo, intereses, desaliento; y pide a las musas: trabajo, exigencia, rigor y un reto desafiante; con ello hará cábalas en la contradictoria intención de hallar lógica en lo imponderable. Y siempre puedes contar con él. Lo hallarás, togado a bien seguro, haciendo espera en la puerta de una sala de vistas cualquiera de nuestro país, con la despreocupación del que no tiene que repasar sus notas. No te confundas: ya trae estudiado el jaque mate del loco en dos jugadas.